“¿Desea borrar este email? ¿Está usted seguro? ¿Seguro? ¿Seguro de verdad?” “Sí, sí, sí”, dices tú. Y resulta que en esos siete emails que estabas seguro y requeteseguro de borrar hay un octavo pasajero indeseado. Uno que llevaba una información clave (un teléfono, un mail, un dónde y cuándo…). Y lo acabas de borrar.
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