
¿Qué vas a ver aquí?
Disfrutar de alimentos crujientes y sabrosos sin usar apenas aceite es una de las grandes ventajas de la freidora de aire. Este pequeño electrodoméstico, que ya se ha ganado un sitio privilegiado en muchas cocinas, funciona con aire caliente que circula a gran velocidad para cocinar los alimentos. El resultado: platos más ligeros y menos grasa en muchos de los platos que cocinamos cada día.
Pero para que tu freidora siga cocinando como el primer día, conviene cuidarla bien. En esta completa guía te contamos, paso a paso, todo lo que necesitas saber para tenerla limpia y mantenerla como si fuera nueva.
Cómo enchufar tu freidora de aire sin riesgos
Este es uno de esos detalles a los que no solemos prestar demasiada atención, pero que tiene más importancia de la que parece. Enchufar bien la freidora de aire reduce riesgos innecesarios y ayuda a que funcione con total seguridad cada vez que la pongas en marcha. Aquí van algunos consejos básicos que conviene tener muy presentes:
- Enchúfala directamente a una toma de corriente y no la compartas con otros aparatos. Nada de regletas ni alargadores: la freidora necesita un enchufe solo para ella, porque consume bastante potencia.
- Cuando termines de usarla, desenchúfala. Así reduces riesgos y, de paso, evitas que siga consumiendo energía innecesariamente.
- Colócala siempre dejando algo de espacio por detrás. El aire caliente que expulsa no debería dar de lleno en un enchufe ni en otro aparato.
No te alejes de la freidora si está en marcha
Podrías pensar que no va a pasar nada por dejar la freidora de aire funcionando mientras haces otra cosa. Pero lo cierto es que despistarse es una mala idea. Estas freidoras se calientan muy rápido y alcanzan temperaturas altas en pocos minutos. Como con cualquier otro aparato de calor, lo ideal es estar cerca mientras está en marcha.
- Quédate cerca, sobre todo si es la primera vez que preparas una receta o estás probando un nuevo alimento.
- Si notas olores raros, humo o algo que no te cuadre, apágala cuanto antes.
- Respeta los tiempos y temperaturas indicados en las instrucciones. Como norma general, no conviene cocinar a temperatura alta durante más de 20 minutos seguidos.
- Aunque hay modelos que permiten ciclos largos, cocinar una hora entera a máxima potencia no es lo habitual ni lo más recomendable. Si una receta te pide eso, es probable que no esté pensada para una freidora de aire. Forzar el aparato tanto tiempo puede hacer que se recaliente y que se acumulen restos de grasa que acaben generando humo o malos olores.
- Evita colocar objetos encima de la freidora o cerca de las salidas de aire mientras esté en funcionamiento.
Un pequeño despiste puede acabar en susto. Mejor estar cerca, vigilar y actuar rápido si algo no va bien.
Qué puedes (y qué no deberías) meter en la freidora de aire
A veces, cuando te pones el delantal para cocinar algo nuevo, surge la duda: «¿Esto lo puedo meter dentro o me voy a cargar la freidora?». Por suerte, hay una regla muy fácil de recordar: si el recipiente se puede usar en el horno, también sirve para la freidora de aire. En este apartado, hablamos de los recipientes que pueden ir en la freidora, y de los alimentos que no pueden ir.
Materiales que puedes usar sin problema
- Moldes de silicona
- Vidrio templado o refractario
- Porcelana
- Cerámica
- Papel de horno
- Acero inoxidable o aluminio
Son materiales que resisten bien el calor y no ponen en riesgo el aparato. Además, los de silicona y el papel de horno son muy prácticos para evitar que se pegue la comida. En cambio, evita por completo el plástico, la madera o cualquier otro material que no esté pensado para altas temperaturas. Mejor no jugársela.
Qué alimentos es mejor no poner en tu freidora de aire
Aunque las freidoras de aire dan mucho juego en la cocina, no todo vale. Hay ciertos alimentos que es mejor dejar fuera, ya sea por seguridad o porque el resultado no va a ser el que esperas desde un punto de vista culinario.
Alimentos que pueden dañar la freidora o resultar peligrosos
- Sopas, caldos y otros líquidos: si la cesta tiene perforaciones, se pueden derramar y acabar entrando donde no deben, lo que puede dañar el aparato.
- Quesos que se funden con facilidad: si los pones directamente sobre la bandeja, pueden escurrirse, pegarse o incluso quemarse. Mejor cocinarlos dentro de un molde apto.
Alimentos que no se cocinan bien o pierden calidad
- Arroz crudo, palomitas o ingredientes muy pequeños: el aire los mueve durante la cocción y no se cocinan de forma uniforme.
- Pasta cruda: necesita agua para cocerse, así que no queda bien en una freidora de aire.
- Verduras con mucha agua o ciertos cortes de carne roja: tienden a resecarse o perder su textura si no se controlan muy bien los tiempos.
Y una cosa más: no todas las freidoras de aire son iguales. Algunos modelos tienen una cesta con una base con agujeros. En estos casos, mucho ojo con los líquidos: pueden gotear donde no toca y acabar ensuciando o estropeando el aparato. Y si tu freidora es de las que tienen forma de mini horno, con puerta frontal y bandejas, lo mejor es usar siempre un molde o recipiente apto. Así evitas que algo se derrame y te toque hacer una limpieza a fondo innecesaria.
Por qué es importante limpiar tu freidora de aire
Puede parecer obvio, pero vale la pena recordarlo: si quieres que tu freidora funcione bien y te dure muchos años, hay que mantenerla limpia. No es solo por higiene. Una buena limpieza mejora el sabor de lo que cocinas, evita olores raros y te ahorra más de un disgusto. ¿Qué beneficios tiene limpiar bien la freidora?
- Rinde mejor y te dura más.
- Evitas que se mezclen sabores entre recetas.
- Impides que se acumule grasa, que puede acabar generando humo, malos olores o, en el peor de los casos, un pequeño incendio.
- Si la limpias cada vez que la usas, luego no tendrás que hacer un sobreesfuerzo con la suciedad incrustada.
Cómo limpiar tu freidora de aire después de cada uso
No hace falta complicarse la vida. Si limpias tu freidora nada más usarla, evitarás que se acumule grasa y restos que luego cuesta quitar. Aquí tienes una rutina rápida que funciona:
- Espera a que se enfríe por completo y desenchúfala.
- Retira la cesta y la bandeja y límpialas con agua caliente y jabón. Si hay mucha grasa, pasa antes un papel absorbente de cocina.
- Usa una esponja suave. No hace falta frotar con fuerza.
- Pasa un paño húmedo por el interior y el exterior del aparato.
- Seca todo bien antes de volver a montarla.
Con esta limpieza rápida tras cada uso, tu freidora estará siempre lista para la próxima receta.
Cómo limpiar a fondo
Limpias la freidora de aire después de cada uso. Pero aun así, con el tiempo, hay rincones donde se acumula grasa sin que te des cuenta. Por eso, cada cierto tiempo hay que hacerle una limpieza a fondo. No hace falta limpiarla a fondo todas las semanas, pero hacerlo una vez al mes —o más a menudo si cocinas con mucha grasa— ayuda a que siga funcionando como el primer día.
Pasos para dejarla como nueva:
- Antes de empezar, deja que se enfríe del todo y acuérdate de desenchufarla.
- Saca todas las piezas desmontables. Cesta, bandeja, rejillas… lo que sea que se pueda quitar.
- Lava los diferentes elementos con agua caliente, jabón y una esponja suave. Si son aptos para lavavajillas, puedes meterlos ahí. Pero ojo: muchos usuarios se quejan de que la capa antiadherente se acaba estropeando antes. Si los lavas a mano, te durarán más.
- Limpia el interior del aparato. Con un paño o esponja suave, sin frotar demasiado.
- Revisa la resistencia, que suele estar en la parte superior del interior, justo encima de la cesta. A veces se acumula grasa ahí sin que te des cuenta, y puede ser la causa de los malos olores. Límpiala con un cepillo suave —uno de dientes viejo ya vale— o con un paño ligeramente húmedo. Evita mojarla demasiado o usar jabón directamente.
- Repasa las ranuras de ventilación: si tu modelo tiene rendijas por donde entra o sale el aire, es buena idea pasar un cepillo pequeño o un bastoncillo por esas zonas. A veces se acumula polvo o grasa, sobre todo si la freidora está cerca de la cocina o del extractor
- Limpiar el panel de control (pantalla o botones): aunque no suele ensuciarse mucho, conviene pasar un paño ligeramente húmedo —nunca empapado— por la zona de mandos. Si hay grasa o huellas, saldrán con facilidad.
- Darle la vuelta al aparato y revisar la base: no todos lo hacen, pero inclinar la freidora o ponerla boca abajo de vez en cuando permite ver si hay restos pegados en zonas que normalmente no ves. También puedes aprovechar para limpiar las patas de apoyo, que a veces acumulan polvo o restos.
- Comprobar que no hay restos en la resistencia de abajo (si tu modelo tiene): algunos modelos tienen una resistencia inferior además de la superior. En ese caso, conviene revisarla con cuidado y limpiarla igual que la de arriba, siempre sin mojarla directamente.
- Sécalo todo bien antes de volver a montar las piezas.
Dudas frecuentes sobre la limpieza de tu freidora de aire
- ¿Cada cuánto hay que limpiar este electrodoméstico? Después de cada uso, una limpieza rápida. Y al menos una vez al mes, una limpieza a fondo.
- ¿Puedo meter las piezas en el lavavajillas? Algunas freidoras de aire lo permiten, pero revisa el manual para tener toda la seguridad. Eso sí, muchos usuarios prefieren lavarlas a mano con esponja suave para preservar mejor la capa antiadherente.
- ¿Y si hay restos pegados? Deja la cesta y la bandeja en remojo con agua caliente y un poco de jabón. Después, pasa una esponja suave. Nada de rascar con fuerza ni de usar cosas que rayen.
- ¿Puedo usar productos fuertes para limpiar? Mejor no lo hagas. Nada de estropajos metálicos ni productos abrasivos. Con agua caliente, jabón y un poco de paciencia, tienes más que suficiente.
- ¿Y si huele raro? Espolvorea un poco de bicarbonato en seco sobre la cesta, déjalo actuar toda la noche y, al día siguiente, enjuágalo bien con agua.
Consejos para mantener tu freidora limpia por más tiempo
Si cuidas tu freidora cuando la usas, te ahorrarás laboriosas limpiezas a fondo y otros problemas. Estos trucos sencillos ayudan a tenerla en perfecto estado.
- Límpiala justo después de usarla: una pasada rápida cuando aún está tibia y la suciedad sale sola evita que la grasa se incruste.
- No la llenes hasta arriba: si la sobrecargas, los alimentos pueden salpicar grasa hacia la resistencia.
- Usa papel vegetal o moldes de silicona: evitan que la comida se pegue y ensucie la base.
Una freidora bien cuidada no solo cocina mejor: dura más, huele mejor y te da menos trabajo. Y ya que has elegido un electrodoméstico práctico e ideal para una cocina saludable, vale la pena ser mínimamente cuidadoso.