
Aunque la inmensa mayoría de los españoles tienen un teléfono móvil y pagan por un acceso a Internet móvil de banda ancha, la velocidad real de su conexión es la peor de entre los países desarrollados. Un estudio global con cinco millones de mediciones muestra que los países nórdicos y varios del este de Asia disfrutan de velocidades que doblan y, en algún caso, quintuplican, la media de la existente en España.
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