
Con la cantidad de avances que hemos conseguido con la tecnología y la incuestionable ayuda que suponen estas máquinas resulta casi impensable que ninguno de esos circuitos piense jamás en hacer daño a sus hacedores. Lo cierto es que, como en casi todo, en la tecnología también hay malvados, pero afortunadamente solo en el cine.
Sigue leyendo en Tlife.guru