Muchos inversores de Bolsa no olvidarán nunca marzo de 2000. El negocio de las ‘puntocom’, el nuevo maná de la Bolsa, resultó ser solo un suflé que se deshinchó todavía más deprisa de lo que había crecido. Cierre de empresas, billones de euros evaporados, inversores arrutinados… La resaca incluso salpicó a firmas sólidas como Intel o Cisco Systems. Analistas e inversores sacaron una lección: cuidado con la euforia. 14 años después las empresas arraigadas en Internet vuelven a ser las reinas del parqué, pero no todas están en el mismo saco. Su capacidad para generar beneficios y su potencial a medio plazo marcan la diferencia.
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