En un reciente anuncio de televisión se mofan de quienes, teniendo una conexión a internet muy lenta, le echan la culpa al grosor de las paredes, a la edad del PC, o a la cara dura de los vecinos. Y lo cierto es que esto último no es infrecuente. Cada vez hay más gente que aprende a conectarse ilegalmente a la red wifi de los demás, aunque solo sea para no pagarlo –por no mencionar a los que lo hacen para hackear o espiar–.
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