
¿Qué vas a ver aquí?
A todos nos ha pasado: enciendes el portátil y todo va a cámara lenta. Tarda en arrancar, y cuando haces clic, parece que el ordenador necesita unos segundos para reaccionar. Incluso abrir una pestaña del navegador parece llevar una eternidad.
¿Que el portátil vaya tan lento significa que tienes que buscarte uno nuevo? No necesariamente. Te contamos por qué tu equipo puede ir cada vez más lento… y lo más importante: soluciones para recuperar velocidad.
Programas que se inician solos y consumen recursos
Muchos programas se abren automáticamente al arrancar el sistema, aunque no los necesites. El resultado: el ordenador tarda más en estar operativo y va lento desde el primer minuto.
La solución está en el Administrador de tareas (Ctrl + Shift + Esc). Ve a la pestaña Inicio y desactiva todo lo que no sea imprescindible. Cuantas menos aplicaciones se abran al encender el equipo, más rápido estará listo para funcionar.
Solución: revisa y desactiva los programas innecesarios que se inician con Windows.
Poca RAM o disco duro casi lleno
Si tu portátil tiene solo 4 u 8 GB de memoria RAM y el disco duro está al límite de espacio, no le pidas milagros. Vas a notar el portátil lento para todo: abrir aplicaciones, cambiar de ventana o simplemente que te haga caso cuando haces clic.
Aquí tienes algunas cosas que puedes hacer ya mismo:
- Borra archivos que ya no necesites o pásalos a un disco externo.
- Usa una herramienta de limpieza como CCleaner para ganar algo de espacio.
- Mira si puedes ampliar la RAM: muchos portátiles lo permiten y no cuesta tanto.
- Cambia el disco duro mecánico (HDD) por un SSD si todavía no lo has hecho.
Estas dos últimas opciones marcan la diferencia. Es como pasar de ir en bici a ir en moto.
Solución: libera espacio y, si puedes, cambia a un SSD o amplía la memoria RAM.
El antivirus también puede frenar el ordenador
Tener un buen antivirus es básico, pero si se pone a analizar el sistema justo cuando estás trabajando, lo vas a notar. Todo va más lento, las ventanas tardan en abrirse y a veces parece que el portátil se ha quedado congelado.
La solución es sencilla: programa los análisis en momentos en los que no estés delante del ordenador, como por la noche o durante la hora de la comida. En la mayoría de programas, puedes hacerlo desde el panel de configuración.
Solución: programa los análisis para cuando no estés usando el equipo.
Muchas pestañas abiertas hacen que el portátil vaya lento
El navegador también puede ser el causante de la lentitud del portátil. Cada pestaña que dejas abierta ocupa memoria. Y si además tienes varias extensiones instaladas —esos pequeños complementos que añaden funciones extra al navegador—, el consumo de recursos todavía es mayor.
Cierra lo que no estés usando. Algunos navegadores incluyen su propio administrador de tareas para ver qué está consumiendo más recursos. También puedes consultarlo desde el Administrador de tareas de Windows: busca el nombre del navegador, despliega la lista y verás el gasto de cada pestaña o extensión. A veces, con solo cerrar una página mal optimizada, el equipo recupera agilidad.
Solución: cierra pestañas y desactiva extensiones que no estés utilizando.
Un sistema sin actualizar puede ralentizar tu equipo
Tener Windows sin actualizar o drivers antiguos puede hacer que el ordenador vaya más lento, se cuelgue o empiece a dar errores extraños. Y sí, incluso si el ordenador no es tan viejo, también lo nota.
Ve a Configuración > Windows Update y comprueba si hay actualizaciones pendientes. Instálalas y reinicia. Mejorarás el rendimiento… y también estarás protegiendo el equipo.
Solución: actualiza Windows y los drivers desde la configuración del sistema.
Sobrecalentamiento por polvo o mala ventilación
El exceso de temperatura es uno de los enemigos silenciosos del ordenador. Cuando el equipo se calienta más de la cuenta, baja su potencia para no dañar los componentes. Lo notas si el ventilador no para o si el teclado está demasiado caliente al tacto.
Estas acciones pueden ayudarte a mantenerlo en buena forma:
- Limpia las rejillas y los ventiladores con aire comprimido (mejor hacerlo con cuidado)
- Usa una base refrigeradora si pasas muchas horas delante del equipo
- Cambia la pasta térmica si ya tiene unos años (puedes hacerlo tú o dejarlo en manos de un técnico)
- Un ordenador que se mantiene fresco funciona mejor.
Solución: mantén el equipo limpio y bien ventilado para evitar que baje el rendimiento.
Demasiado software acumulado, menos velocidad
Hay programas que instalaste hace años y ya no usas. Algunos incluso siguen activos sin que te des cuenta. Y ese es un peso que debes quitarte de encima.
Elimina el software innecesario y pasa una herramienta como CCleaner para limpiar archivos temporales, el historial de navegación y todo lo que se acumula con el tiempo. Cuanto menos tenga que gestionar el sistema, más rápido responderá.
Solución: elimina programas que ya no usas y limpia los archivos temporales.
Si nunca apagas el ordenador, se nota
Muchos portátiles pasan semanas sin apagarse del todo. Solo se suspenden o reinician. Pero apagar el equipo completamente ayuda a liberar memoria, cerrar procesos y empezar desde cero.
Hazlo al menos una vez por semana. Cinco minutos apagado pueden valer más que 100 reinicios.
Solución: apaga completamente el ordenador de vez en cuando para que respire.
Instalar Windows desde cero puede ser el último empujón
Si el equipo sigue yendo mal pese a todos los ajustes, puede que lo que necesite sea una instalación limpia. Reinstalar Windows desde cero elimina errores acumulados, programas que ya ni recuerdas y ese bloatware que venía preinstalado.
Es como estrenar ordenador… pero con el mismo ordenador. Solo asegúrate de hacer una copia de seguridad antes de empezar.
Solución: reinstala Windows para empezar de cero con un sistema limpio.
¿Actualizar… o cambiar de equipo?
Si has hecho todo lo posible y el ordenador sigue sin dar la talla, quizás ha llegado el momento de plantearse un cambio.
No hace falta ir a por el modelo más potente del mercado. Muchas veces, con que tenga un buen procesador, un SSD y al menos 16 GB de RAM, ya tienes equipo para años.
Solución: si el equipo sigue sin rendir, valora cambiarlo por uno con SSD y al menos 16 GB de RAM.