Las compañías que gestionan los derechos de autor en Estados Unidos llevan tiempo tratando de enjuiciar a miles de usuarios por descargar diferentes tipos de contenidos protegidos desde sus redes tanto fijas como inalámbricas. Si bien varias sentencias han demostrado que una IP no se corresponde con una persona física, hasta ahora se solía mantener la postura de que quien contrataba la conexión a Internet era responsable de lo que se hiciese en ella.
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