¿Qué vas a ver aquí?
El equipo junior de Kin-Ball Martos Club, del municipio jienense del mismo nombre, ganó el pasado 11 de julio la primera edición del campeonato mundial de clubes de este deporte. El conjunto español, que cuenta con el patrocinio de la tienda BEEP Jaén, venció en la final a los equipos canadiense –llevaba la condición de favorito y quedó segundo– y eslovaco.
La cita, que lleva por nombre Open International Junior Kin-Ball, se celebró en la localidad francesa de Maubeuge, situada en la región del Norte-Paso Calais. La competición convocó a los clubes vigentes campeones de Kin-Ball en siete países: Bélgica, Canadá –país que es la cuna de esta competición–, Eslovaquia, España, Francia, República Checa y Suiza.
En los partidos de Kin-Ball juegan tres equipos de cuatro integrantes. La pelota en liza es un gigantesco esférico hinchable de 1,2 metros de diámetros, que los jugadores deben evitar que caiga el suelo recurriendo al uso de cualquier parte de su cuerpo.
El objetivo es forzar a los otros equipos a que echen el balón fuerza de la pista –se juega en canchas de baloncesto o balonmano– o a que no sean capaces de mantener la pelota en el aire, pierdan el control y ésta acabe en el parquet.
Una carroza para dar la bienvenida a los campeones
“Viajamos a Francia con toda la ilusión del mundo, pero no partíamos ni mucho menos como favoritos “, explica Manolo Hervás, propietario, junto a Julia Melero, de BEEP Jaén.
“Muchos de los clubes participantes entrenan más e, incluso, algunos dispusieron de los recursos para poder hacer una concentración en la sede de la competición, como hacen los deportistas de élite. Por eso la victoria nos supo a tanto. ¡Si incluso se organizó una carroza para dar la bienvenida a los campeones!”.
La gesta del equipo jienense está recibiendo una gran atención mediática en España. Se suceden las entrevistas, reportajes y noticias en medios locales y de alcance español, como la cadena Ser y Cuatro.
La sección junior de Kin-Ball Martos Club ganó el campeonato de España en 2017, y el de Andalucía, en 2016. Así que la progresión de estos últimos años ha sido espectacular.
Los jugadores que se desplazaron a esta competición fueron: Miguel Angel Bermúdez, Manuel Chamorro, Elisa Checa, Jesus Chica, David Cobo, Edu Cruz, María Garrido, Pablo Hervás, Miguel Jiménez, Álvaro López, Moisés López, Luisma Luque, Guille Martínez, Virginia Martínez, Nando Molina, Elvira Morales, Andrea Perán, Silvia Reyes y Anna Sampson.
Los entrenadores son David, Pablo, Natalia, Sergio, Sara y Pacurro.
Deporte alternativo, pero cada vez con más adeptos
El triunfo del equipo junior de Kin-Ball Martos Club seguro que contribuirá a la expansión de este deporte en España. De hecho, en los últimos años ha ido creciendo el número de adeptos. Un primero reto a superar es el de extender esta práctica a todo el territorio español, ya que aún hay comunidades autónomas en nuestro país que carecen de equipos de esta disciplina.
En la provincia de Jaén, la pasión por este deporte surgió de la mano de un profesor universitario de Educación Física, el doctor Amador Lara, que en la actualidad es también concejal de Deportes de Martos. Fue este docente quien animó a colegios de la ciudad y de la provincia a abrirse a este deporte, que pertenece al concepto de deportes alternativos.
Uno de los principales argumentos a favor de esta competición es el de los valores que expresa. Y es que se trata de un deporte inclusivo, al que pueden jugar chicos y chicas de toda condición.
Las normas reflejan, claro, esos valores. Así, es obligatorio que los equipos reglamentarios de cuatro personas sean mixtos, que haya al menos un jugador de cada sexo.
Orígenes en Canadá
El Kin-Ball nació en 1986 en Canadá, de la mano, precisamente, de un profesor de educación física, el quebequense Mario Demers. El nuevo deporte reunía diversión—¿cómo no puede ser divertido golpear con cualquier sección de nuestra anatomía una pelota colosal?—, juego en equipo y valores positivos. Y se podía practicar en cualquier pista de baloncesto municipal. Lo que se dice una práctica deportiva democrática.
“La equidad entre sexos también es otro atributo que hace del Kin-Ball un deporte atractivo”, explica Manolo Hervás, de BEEP Jaén. “Chicos y chicas juegan en el mismo equipo, lo que rompe los esquemas de los deportes más mayoritarios, como el fútbol y el baloncesto”.