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Adolescentes y smartphones: BEEP te ofrece algunos consejos

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En las primeras semanas de escuela, muchos adolescentes estrenan smartphone. Se trata de un dispositivo que los padres ven como una herramienta en una etapa en que los hijos ganan autonomía y van más por su cuenta.

El desencadenante de esa compra es muchas veces el nuevo horario escolar a partir de ESO, que no siempre encaja con el horario de los progenitores. Y es que algunas clases comienzan antes: algunos días, a las ocho de la mañana. Asimismo, algunas jornadas lectivas también finalizan antes de lo que hasta entonces había sido habitual.

Por otro lado, los niños y niñas de 12 años o más suelen crear grupos de amigos. Y, claro, comienzan a quedar más por su cuenta. Esa independencia es más manejable para muchos padres si el menor lleva encima un móvil.

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Una herramienta básica para el adolescente: comunicación, socialización y aprendizaje

Además de facilitar la comunicación entre padres e hijos, los móviles inteligentes son unos dispositivos que pueden ser útiles para el tiempo de estudio. Hoy en día, tanto los smartphones como los portátiles o las tabletas, tienen esas dos dimensiones o ámbitos de utilización.

En la actualidad, los dispositivos móviles son herramientas de comunicación, de socialización y de ocio, y también lo son de aprendizaje y de mejora personal

En resumen, los móviles son imprescindibles para los adolescentes. Los padres lo tienen cada vez más claro. Porque saben que así pueden estar mejor conectados con el hijo o con la hija. Y porque también saben que un smartphone tiene enormes utilidades prácticas en los ámbitos del estudio y de la gestión de la vida cotidiana.

Eso sí, los más jóvenes aprenden acerca de nuevas Apps y nuevos usos del móvil a gran velocidad. Por ese motivo, los padres deben seguir algunas pautas para asegurarse de que el empleo que sus hijos le dan al dispositivo es el adecuado.

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Sí, debes monitorizar el uso del smartphone por tu hijo

Es cierto que todos y todas merecemos un cierto nivel de privacidad. Ahora bien, cuando se trata de tu hijo adolescente y de su teléfono móvil, él o ella deben esperar cierto nivel de monitorización. Y es que hay que entender que esa supervisión es inherente al privilegio de llevar móvil a los 12, 13 o 14 años de edad.

Sin duda, ser adolescente significa ganar autonomía y autosuficiencia. En esa etapa, los hijos prueban ser un adulto en diferentes áreas de la vida. Es ley de vida. Pero eso no quita que los padres tengan que abstenerse de adoptar una mínima actitud de monitorización de la vida social de sus vástagos.

Crear un clima de confianza

Por supuesto, en esa labor de supervisión mínima —no se trata de ser unos pesados— se incluye el uso del móvil. Evidentemente, la idea es establecer unas reglas en el ámbito familiar. De ningún modo hay que esconder al menor que se va a hacer cierta monitorización de su actividad con el smartphone.

Los padres no deben ser espías ni deben intentar pillar a sus hijos con las manos en la masa. Las cosas deben ser mucho más sencillas. La mejor opción es crear un clima de confianza. Simplemente, los hijos deben saber que sus padres harán un mínimo seguimiento de su actividad en ciertas plataformas y herramientas.

Echar un ojo a RRSS, email, WhatsApps y otras aplicaciones

Y ese seguimiento lo harán en diferentes entornos y herramientas. Ya sean redes sociales (RRSS), como Facebook o Instagram. O bien el gestor de email, o servicios de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram. Asimismo, los menores deben saber que sus padres echarán un vistazo al empleo que hagan de las apps. Y también deben tener presente que sus progenitores tienen derecho a chequear el historial de llamadas de vez en cuando.

Con este enfoque, el adolescente irá afianzando la independencia y seguridad que necesitará en la edad adulta. Y lo hará sabiendo lo que se espera de él, y siendo consciente de que no le vas a poner trampas por el camino. Lo más importante es generar un ambiente en el que esa persona joven no se sienta incentivada a ocultar cosas.

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Seguimiento de la actividad con el móvil

No todas las aplicaciones y funcionalidades de los smartphones deberían causarte inquietud. Hay disponibles un gran número de herramientas útiles para los padres que desean asegurarse de que sus hijos emplean el móvil de forma segura. Se trata de apps para monitorizar el uso y para conocer la localización, y de aplicaciones para bloquear ciertos usos y para limitar el tiempo de utilización del móvil. Todas ellas son aplicaciones y funcionalidades básicas para garantizar que el móvil se emplea para comunicarse, para jugar, para socializar y para aprender.

Con las herramientas adecuadas, todo es más fácil. Gracias a ellas, la tarea de supervisar la actividad del menor es más sencilla y menos invasiva. Siempre, por supuesto, debes indicar al chico o chica que todas esas aplicaciones de seguimiento y supervisión están activadas.

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Google Family Link

«Independientemente de que tus hijos sean adolescentes o niños pequeños, la app de Family Link te permite establecer reglas digitales básicas para guiarlos mientras aprenden, juegan y exploran en línea». Con estas palabras presenta Google esta funcionalidad que se ha convertido en imprescindible para muchos padres.

Ver la actividad del móvil y administrar las Apps

Con esta aplicación, puedes ver la actividad del móvil y administrar las Apps. Además, puedes conocer Apps «recomendadas por profesores que puedes agregar directamente a tus dispositivos».

Límites horarios y bloqueo

Con Google Family Link, se pueden fijar límites horarios. Además, explican desde Google, «ya sea porque es hora de salir a jugar, de cenar o simplemente de pasar tiempo juntos, puedes bloquear los dispositivos de forma remota cuando sea necesario tomarse un descanso». No podía faltar, claro, la funcionalidad de geolocalización del usuario.

Por un uso más seguro y responsable del smartphone, es absolutamente aconsejable el empleo de Google Family Link por parte de los padres.

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El beneficio de compartir sistema operativo

Es una buena idea que padres e hijos tengan un modelo de móvil similar. Si no es posible, es recomendable que el adulto esté familiarizado con el dispositivo del menor, y con las prestaciones que ofrece.

Compartir sistema operativo (ya sea Android o iOS) es una recomendación interesante. Y es que facilita el conocimiento del entorno de Apps disponibles para el teléfono.

Habla con otros padres

Una buena manera de saber más y de estar al día, es hablar con otros padres de tu entorno. Los adolescentes utilizan el móvil siguiendo ciertos hábitos de grupo y de comunidad. Entre ellos comparten trucos, consejos y generan un boca-oreja de aplicaciones y funcionalidades.

Por todo ello, ese diálogo con otras familias puede ser positivo. ¿Qué aplicaciones están utilizando otros adolescentes? ¿Para qué sirven? ¿Son útiles y al mismo tiempo peligrosas? ¿En qué redes sociales se están moviendo?

No se trata de ser paranoico, sino de mantener una actitud alerta. Ni de lejos todas las Apps son negativas o esconden peligros. Hay incontables aplicaciones para ayudar a los adolescentes a estudiar, a conocer mejor el mundo, y a estar y a sentirse seguros en su comunidad.

Averiguar qué aplicaciones funcionan y cuáles no funcionan en las familias del entorno, va a ser de muchísima ayuda.

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Ciberacoso o ‘cyberbullying’

El ciberacoso o cyberbullying es el acoso que tiene lugar en internet, a través del empleo de ordenadores y de smartphones. Ahora bien, hay que tener muy claro que ese acoso podría no tener sus raíces en un teléfono. El bullying puede generarse en la escuela o en cualquier otro ámbito en que los adolescentes coexistan. Y, a partir de ahí, trasladarse al mundo online, donde el daño puede amplificarse.

Otra versión de ciberacoso es el que pueden infligir personas totalmente desconocidas a traves de chats y de otras plataformas de redes sociales.

Se trata de un asunto crucial y de la mayor importancia. Por ello, urge hablar con los adolescentes sobre este mal uso del móvil.

El objetivo es trasladarles la confianza y el conocimiento necesarios para que sepan averiguar cuándo alguna interacción puede resultar perjudicial o dañina, ya sea en Facebook, en WhatsApp o en un chat

Asimismo, ese diálogo y ese aprendizaje puede contribuir a que ellos y ellas sepan identificar esos comportamientos anómalos cuando afecten a sus amigos.

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Normas

Hay que establecer unas reglas y marcar unas expectativas. La idea es fijar un terreno de juego en el que los adolescentes sepan qué tipo de cosas pueden hacer, y cuáles no. Más allá de la monitorización que se pueda ejercer, siempre surgirán nuevas aplicaciones, nuevas herramientas, nuevas funcionalidades y nuevos usos.

Es aconsejable que el joven o la joven sepan para qué deben utilizar el móvil. Y que sepan también qué tipo de Apps y de juegos les dejáis utilizar.

La comunicación es clave. Por mucho que tengas un buen conocimiento tecnológico y sobre aplicaciones, siempre van a haber nuevas amenazas. Además, siempre van a surgir nuevas aplicaciones que podrían no ser seguras para un menor.

Sin duda, esta actitud también es positiva en todos los otros ámbitos en los que tu hijo o hija se desenvuelvan.

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