¿Qué vas a ver aquí?
Muchas pequeñas y medianas empresas comparten la misma queja: ¿Por qué va tan lenta la red interna de la oficina? ¿Por qué tardamos tanto tiempo en descargarnos documentos de trabajo desde internet? En este artículo, explicamos las causas de estos problemas. Asimismo, exponemos las soluciones que os puede proporcionar vuestra tienda BEEP de confianza.
La cadena de tiendas de proximidad BEEP ofrece productos y servicios tecnológicos a empresas y centros educativos. Los técnicos expertos de tu centro BEEP más cercano te asesorarán y te ofrecerán las soluciones más adecuadas a las necesidades de tu negocio.
¿Qué es un test de velocidad?
«Internet me va lento». Así expresamos esa sensación que tenemos, al navegar y emplear internet, de que algo está frenando o poniendo obstáculos al ancho de banda que tenemos contratado.
Tenemos que arremangarnos y hacer algunas comprobaciones para ver qué es lo que está pasando. El primer paso es verificar esa lentitud de forma objetiva. Es decir, tenemos que averiguar en qué medida es lento el servicio de internet en nuestras instalaciones. Necesitamos datos objetivos para averiguar la velocidad real que tenemos disponible. Así luego la podemos cotejar con la velocidad que tenemos contratada con el proveedor de telecomunicaciones de nuestra empresa.
Para saber de qué velocidad real de internet disfrutamos en la oficina, tenemos que hacer un test de velocidad. Hay decenas de páginas que permiten obtener esa información. Basta con que pongáis «test de velocidad de internet» en Google u en otro buscador, y os saldrán un gran número de sitios web que permiten hacer esa medición.
¿Qué información averiguamos al medir la velocidad de internet?
Los sitios web de medición de la velocidad proporcionan dos datos:
- La velocidad de descarga: La velocidad que tarda un archivo en descargarse al disco duro de nuestro equipo desde internet, ya sea un adjunto de email, una carpeta comprimida de un sitio web de compartición de archivos u otras cosas.
- La velocidad de subida: La velocidad que tarda un archivo localizado en el disco duro de nuestro equipo en ser enviado por email o en subirse a un sitio web o a un servicio para guardar nuestros archivos en la nube (Google Drive, Dropbox, etc).
Ya sé qué velocidad de internet tienen los ordenadores de la empresa. Ahora, ¿qué hago?
Una vez hemos averiguado las velocidades de descarga y de subida reales de nuestra empresa, debemos comparar esa información con los anchos de banda contratados con la compañía de telecomunicaciones.
Si la velocidad real es muy menor a la contratada con el operador de telecomunicaciones, algo anormal está pasando. Pongamos que tenemos un ancho de banda de 1 Gbps (gigabit por segundo) y que la velocidad real es tan solo de 100 Mbps (megabits por segundo). En este caso, estamos aprovechando solo una décima parte de la velocidad disponible.
Es como si pudiendo ir a 120 kilómetros por hora por la autopista, solo fuésemos a 12 kilómetros por hora. Albert Loran, de BEEP Empresas, proponer otro símil: «La compañía de telecomunicaciones nos ofrece una autopista de varios carriles, y cuando esa señal llega a nuestras instalaciones, a nuestros equipos electrónicos de conectividad, pasamos a un solo carril. Estamos creando un cuello de botella».
Por supuesto, también falla alguna cosa cuando la velocidad real y la contratada coinciden, pero son muy bajas para nuestras necesidades.
Una empresa debe tener un mínimo caudal de ancho de banda para garantizar el buen aprovechamiento de los equipos informáticos y para facilitar la productividad de la actividad empresarial
¿Cómo sabemos si la velocidad de la que disfrutamos es la adecuada para nuestro negocio?
Dependerá de las necesidades de la empresa. Hay negocios que mueven archivos digitales de mucho peso, como por ejemplo estudios de diseño, ingenierías o despachos de arquitectos, que necesitan una velocidad de internet lo más alta posible. Así no pierden tiempo con el envío y con la recepción y descarga de estos archivos (fotos, imágenes, planos, etc).
Hoy en día, podemos considerar como un ancho de banda alto el de 1 Gbps que ofrecen los proveedores de telecomunicaciones de fibra óptica.
¿Por qué solo estamos aprovechando parte del ancho de banda contratado?
Una posible respuesta es que el proveedor no esté cumpliendo con las condiciones del contrato. Sin embargo, la respuesta más habitual tiene que ver con la tecnología por la que llega y viaja el caudal de internet en nuestra oficina. Es decir, equipos de conectividad, electrónica y cables. Podría ser que algunos de estos activos no sean los idóneos. Y también podría ser que su disposición e interconexión no sean las adecuadas.
¿Qué switch tenemos en la empresa?
Lo primero que tenemos que hacer es prestar atención al switch, que es el equipo que recibe la señal de internet y la distribuye por toda la empresa. Si echamos un vistazo al equipo, podremos leer la velocidad que proporciona.
«De poco vale que tengamos contratados 300 Mgps, si el switch ofrece una velocidad máxima de 100 Mgps», afirma Albert Loran.
El switch que se queda corto para el ancho de banda disponible es más habitual de lo que podríamos pensarnos
Podría ser que el switch lleve tiempo en uso y se haya quedado obsoleto. Y también puede pasar que se haya escatimado presupuesto a la hora de comprar este equipo. Si ése es el caso, quizá tenemos uno de los modelos más económicos y, por tanto, con menos prestaciones.
¿Chequeamos también los puntos de acceso wifi?
Por supuesto. En la actualidad, parte del ancho de banda en una empresa se distribuye vía wifi, sin el empleo de cables y conexiones físicas. Por ello es tan importante verificar que los puntos de acceso de que disponemos facilitan el máximo aprovechamiento del caudal de internet disponible.
Los puntos de acceso se clasifican por los siguientes protocolos:
- 802.111a 54 Mbps (megabits por segundo)
- 802.111b 11 Mbps
- 802.111g 54 Mbps
- 802.111n 300 Mbps
- 802.111ac 1.200 Mbps
Por mucho que tengamos contratados 400 o 1000 megabits por segundo, de poco nos van a servir si el switch solo permite el uso de 54 megabits por segundo.
¿Los cables y el diseño de red interna también influyen en el aprovechamiento del internet contratado?
Sí, claro. Los cables deben ser los adecuados para el caudal de ancho de banda y de transmisión de datos deseado.
Por otro lado, el diseño de la red también influye en el buen aprovechamiento de internet y en la buena intercomunicación de los equipos. En otras palabras, una red mal trazada y mal dispuesta va a ser un freno para el uso de internet. Asimismo, también va a entorpecer la comunicación entre ordenadores de la misma red, y entre esos ordenadores y el servidor o servidores que tengamos en la empresa.
La optimización de la red, un servicio que proporcionan las tiendas BEEP, es un aspecto clave. Y es que podemos contar con los mejores equipos de conectividad y con los cables adecuados, pero tener una red mal pensada. Y, claro, una red mal diseñada restringe el ancho de banda contratado.
¿Por qué mejorar el rendimiento de internet mejora la productividad de la empresa?
Un ancho de banda que se topa con obstáculos es un freno para la productividad. Un internet lento es un límite que nos imponemos, que nos lleva a perder más tiempo del necesario en la gestión y transmisión de archivos.
Particulares y empresas recurren a servicios de almacenamiento de archivos en la nube, como Dropbox o Google Drive. Pues bien, cada vez tendemos a mover archivos más pesados, lo que hace que un mal uso de internet nos lleve a improductivos períodos de espera.
Cada vez más pymes cuentan con pequeños servidores o NAS para dar servicio a los equipos de la red. «Si lo que más movemos y gestionamos son Excels de unas decenas de kilobytes, no pasa nada», explica Loran.
«Pero sí que tenemos un problema si los archivos que manipulamos son muy pesados. Una foto para uso profesional puede pesar hasta 100 megabytes. Si solo podemos aprovechar 100 megabits por segundo del ancho de banda, tardaremos cerca de medio minuto en enviar una foto de 100 megabytes. Con una velocidad de 1 gigabit por segundo, el envío sería prácticamente instantáneo, de uno o dos segundos».
Sincronizaciones continuas a servicios en la nube
Pensemos también en aquellas sincronizaciones continuas a servicios en la nube como Google Drive. En este caso, una velocidad de internet lenta supone un grave problema.
«Aunque solo te tengas que esperar 10 segundos, resulta que esa subida o esa descarga podrían ser instantáneas. Estás pagando un servicio de internet que permite esa instantaneidad, pero no la estás obteniendo», analiza Albert Loran.